En un recorrido por el distrito de Juxtlahuaca, no podemos dejar de visitar sus municipios. En ese ocasión, nos dimos una vuelta por el poblado de San Martin Peras, cuyo trayecto incluye pasar por San Martin Duraznos, y Guadalupe Nundaca.

San Martin peras
San Martin peras

Algunos lugares son un poco más retirados, ya que debido a la composición geográfica, ciertos sectores no han sido pavimentados por lo que parte de la travesía es en caminos de terracería. Sin embargo, esto no arruina de ningún modo el hermoso paisaje y la experiencia que nos deja el poder visitarlos.

 

Para llegar a San Martin Peras se puede tomar un taxi en Santiago Juxtlahuaca, por la entrada al pueblo, abajo de la parroquia de Santiago Apostol en el centro.

El precio varia según el tipo de viaje que se desee, si es viaje especial, o por pasaje, y el tiempo de espera dependa de lo mismo. El recorrido en sí de Juxtlahuaca a Peras dura aproximadamente una hora, y conforme se avanza se observa la belleza de la naturaleza en las montañas, como lo verde sus arboles, y debido a la altura, viajar entre las nubes. En el mismo trayecto, hay una desviación a Coicoyan de Las Flores, otro municipio perteneciente al distrito de Juxtlahuaca.

Unas de las tomas fotográficas parecieran ser hechas desde un avión, pero el espectacular paisaje fue capturado desde la carretera.

San Martin Peras
San Martin Peras

Una vez llegado al poblado, para los que no estamos acostumbrados a la altura, se necesita un poco de aclimatación. Lo primero que notaran es que al caminar por sus calles, que en su mayoría son subidas o bajadas, les faltara un poco la respiración, agregado a su elevación sobre el nivel del mar. En si esto no presenta muchos problemas, pero lo comentamos para que no estén desprevenidos.

San Martin Peras observa su fiesta patronal en Noviembre, celebrando a su santo patron del mismo nombre. En el poblado se observa una combinación del pasado mezclándose con la modernidad. Algunas casas hechas de abobe y tejas contrastan con las nuevas construcciones hechas con tabique y cemento. Algunas de sus calles con pavimento y otras aun de tierra.

El idioma que se habla es el Mixteco y Español, por lo que se puede uno comunicar fácilmente, pero no se nos puede hacer raro escuchar a jóvenes hablando ingles, debido a la migración entre Estados Unidos y Mexico de sus habitantes. Hay tiendas de abarrotes, y puestos de comida en el centro del poblado. Su explanada municipal es un conjunto de edificios, entre ellos su parroquia, el palacio municipal, y un mercado de dos pisos.

Nuestros pueblos pueden ser un poco celosos de sus costumbres, pero en ningún momento se siente una inquietud de peligro, solo que también se pudiese notar un poco de indiferencia a los visitantes. Esto no lo escribo con el animo de crear una controversia, solo

San Martin Peras

cabe resaltar que cuando vamos de visita debemos de respetar los espacios y costumbres del lugar, ya que por su localización, no es un lugar turístico como tal.

San Martin Peras
San Martin Peras

Hay anuncios que invitan a no tirar basura e incluso reciclar que pudimos observar en nuestro paseo por todo el poblado, por lo que en términos generales, es un lugar libre de contaminación y bullicio. Para comer, lo que más fácil se puede encontrar son memelitas, pero hay algunos puestos de tacos, e incluso caldo.  Nosotros nos detuvimos a comer unos tacos de soadero. Desafortunadamente no hay hotel, por lo que los visitantes debemos planear el viaje de ida y regreso.  

Dependiendo del horario, puede que se tenga que pagar un viaje especial a Juxtlahuaca, por lo que es un poco mas caro. Esto también por qué el camino se puede volver un poco peligroso debido a la neblina que se asienta en el trayecto debido  a su altura.

En esta ocasión no pudimos pasar por sus areas naturales debido a cuestiones de tiempo y planeación, sin embargo, nos comentaron de algunos lugares para ir a pasear por su naturaleza y disfrutar de sus flora y fauna.  Les compartimos unas fotos de nuestro paseo por San Martin Peras esperando hayan logrado capturar su esplendor y con la intención de volver algún día para conocer sus distintas facetas.